cursos de espiritismo

El Espiritismo en la Argentina

Los orígenes del movimiento

A raíz de la venida de Don Justo de Espada a nuestro suelo -producida aproximadamente entre 1869 y 1870-, caballero éste oriundo de Málaga, España, se tuvo noticias de la aparición del espiritismo y su difusión en Europa.

Vinculado de inmediato con importantes comerciantes y profesionales de la ciudad, Justo de Espada organiza el primer grupo de experimentación, que realizaba sus sesiones en los altos de la farmacia de uno de los miembros, ubicada en la esquina de Corrientes y Carlos Pellegrini, precisamente frente a la Iglesia de San Nicolás, que por entonces estaba emplazada en el lugar aproximado en que hoy se erige el Obelisco.

Los fenómenos de efectos físicos -característicos de la primera etapa de la expansión del espiritismo en el mundo- eran “sumamente convincentes”, aunque por lo general de índole frívola, y se reproducían a una velocidad vertiginosa (golpes, levitaciones, desplazamientos, comunicación con el alfabeto por medio de golpes, etc.).

Atraídos por esta novedad, los grupos de investigación se multiplicaron en poco tiempo, pero también hubo entre los curiosos quienes notaron que los fenómenos “eran indicio seguro de que en ellos existía un principio inteligente, una verdad cubierta aún por velos misteriosos, para cuya aclaración se imponía el estudio, conjuntamente con la observación metódica”.

A partir de allí, se generó una manifiesta división: por un lado se alinearon los exclusivamente interesados en el “entretenimiento social”, y por otra parte estaban aquellos impulsados por las derivación científica, filosófica y religiosa de los asombrosos hechos, quienes se fueron aglutinando y dieron lugar a la aparición de las primeras instituciones serias, cuyo objetivo era el estudio de la doctrina espírita.

En 1877, la única sociedad existente en Buenos Aires era “Constancia”, debida a la iniciativa de un grupo teórico-práctico cuyo creador fue el profesor de lenguas Ángel Scarnicchia. Por su parte, Antonio Ugarte y su esposa Rosa Basset, fundan en abril de 1880 “La Fraternidad”.

Para 1888, por contraposición a estos grupos serios, ya estaban en auge los mal denominados espiritistas, que con tal título realizaban toda clase de manejos turbios y se presentaban como curanderos, arregladores de desinteligencias, con un marcado desprestigio para los empeñados en dar a conocer la filosofía surgida con la obra de Allan Kardec.

Eran impostores que explotaban la credulidad e ingenuidad del pueblo, especulando con los réditos seguros que les producían las predicciones y la adivinación. Los sensatos, los espíritas bien intencionados, ante esta situación experimentaban la honda necesidad de crear un frente común para combatirlos debidamente.

Por iniciativa de Antonio Ugarte, se concretó en 1888 la Federación Espiritista Argentina. Su primera Comisión Directiva se conformó en 1890 y tuvo a Antonio Ugarte como Presidente. En febrero de 1891, la revista de “La Fraternidad” pasa a ser el órgano periodístico de la Federación, dirigido por Manuel Sáenz Cortés.

Ese mismo año se inicia el diálogo con el Presidente de la Sociedad “Constancia”, Cosme Mariño, aunque recién en noviembre de 1899 se produce la primera reunión preparatoria en el local de “La Fraternidad”. Las palabras de Ugarte en ese momento trasmitieron claramente su maduro pensamiento:

“Uno de los más grandes males que tiene el espiritismo por dentro, consiste en la existencia de agrupaciones que se llaman espiritistas y que lo único que consiguen es desprestigiar la idea, por las mistificaciones y obsesiones de que son objeto: sea porque se introducen en esos Centros individuos guiados por intereses personales y egoístas, sea porque quienes los han fundado carecen de las experiencias y conocimientos necesarios para llevar a buen puerto una empresa de tal magnitud, erizada de dificultades; estas agrupaciones hacen un mal grave a la causa, que es indudable, porque con los escándalos que provocan y con las prácticas ridículas a que se entregan, hacen creer a los profanos que el espiritismo se reduce a un engaño manifiesto, y a una mistificación que concluye en la locura o la alucinación.”

En marzo de 1900 se discutieron las Bases del proyecto de la Confederación, y finalmente se llega a la reunión definitiva, el 14 de junio de 1900, en la cual estuvieron representadas 15 instituciones, a saber:

La Fe
Nueva Providencia
Fraternidad
Porvenir
La Aurora
La Salvación
Juana de Arco
Allan Kardec
Constancia
Sáenz Cortés
Amor Fraterno
Paz y Trabajo
Fe y Caridad
Luz del Desierto
y Amor Universal

Por unanimidad fue aceptada la proposición del Presidente en cuanto a que quedara constituida la Confederación Espiritista Argentina.

De todas ellas han perdurado 3 en la Capital: “Constancia”, “La Fraternidad” y “Providencia”; y 1 en Pehuajó: “Sáenz Cortés”.