Divaldo Franco en la Argentina 23 de noviembre de 2016
Por la noche del 23 de noviembre de 2016, miércoles, Divaldo Franco pronunció una conferencia en la sede de la Confederación Espiritista Argentina – CEA-, dirigida al atento público que colmó el salón de actos.
Con referencia a la evolución del ser humano, que aún realiza el tránsito desde los instintos hacia la razón, el orador espírita brasileño destacó que el hombre desarrolló durante esta trayectoria, el miedo, su primera emoción. Luego experimentó la ira. Sólo más tarde, transcurrido un prolongado período, comenzó a experimentar algo diferente, a consecuencia de la observación de los animales que lamían a sus crías recién nacidas; dio comienzo, así, al desarrollo del amor, que abrió camino a la ternura, a la gratitud, al cariño.
Al hacer referencia a la felicidad, Divaldo preguntó: ¿qué es la vida? ¿Qué podemos hacer para aliviar los sufrimientos? Para elaborar la respuesta se basó en el conocimiento desarrollado por destacados pensadores, tales como Fiódor Mikhailovitch Dostoievski (1821-1881), escritor ruso, y en su obra El Idiota; en Carl Gustav Jung (1875-1961), psiquiatra suizo, al abordar los arquetipos y el pensamiento; y también en Allan Kardec (1804-1869), quien presentó a la humanidad la Doctrina Espírita, que ha venido para rescatar la ética de las enseñanzas de Jesús. La vida es una experiencia del proceso evolutivo, que no comienza ni acaba en la Tierra.
Con referencia al amor, el médium espírita Divaldo Franco, explicó que en el principio, amar era una propuesta ideológica, que después fue vinculada a las cuestiones de la libido, con Sigmund Freud (1856-1939), médico neurólogo austríaco; y, actualmente, con la Teoría del Todo, tiende a explicar el proceso de la evolución. Concluyó con que este proceso de amar no es religioso ni psicológico. El concepto actual es que Amar es Terapéutico, produciendo salud y contribuyendo a mantener la salud, el equilibrio y la paz.
Con el propósito de ejercitar la emotividad, Divaldo narró la conmovedora historia de Ugolin, un joven francés. El relato llegó a los corazones, a través de la trayectoria del personaje, contenida en la obra publicada en 1939, con el título Estos días tumultuosos, del escritor y periodista holandés-canadiense Pierre van Paassen (1895-1968), donde deja en evidencia que la humanidad predica el amor, pero mientras tanto es cruel con quienes se hallan en la marginalidad, los invisibles, es decir, con aquellos que por estar en condiciones de miseria física o moral, son despreciados, ignorados.
Magistralmente, concluyó abordando la reencarnación y la ley de causa y efecto, contribuyendo a que se comprenda por qué los seres humanos experimentan el sufrimiento y el dolor y las aparentes anomalías, para entender que la ley suprema es la del amor, que impulsa a la criatura a la evolución. Concluyó expresando que en este momento de crisis, cuando el ser humano se siente descartable, es necesario el retorno al amor, a la solidaridad.
Divaldo Franco en la Argentina 24 de noviembre de 2016
De retorno a la sede de la Confederación Espiritista Argentina –CEA-, para concluir su paso por la Argentina, Divaldo fue aguardado con ansiedad por los amigos, ávidos de conocimiento, que colmaron las dependencias de la Confederación, entusiasmados, en un clima de verdadera fraternidad que envolvía a todos.
Divaldo dio comienzo a su disertación, narrando la experiencia autobiográfica de Ruth Stout (1884-1980), escritora norteamericana, que a los 4 años de edad presenció el llanto de sus hermanos, a raíz de la muerte de su querido cachorro. Compadecida, ella se sumó al llanto; su abuelo, atento a lo que sucedía la condujo, tomándola de la mano, hasta una ventana que permitía observar un bellísimo rosal florecido, lo que de inmediato le hizo soreír, y le dijo: Ruth, en nuestras vidas siempre tendremos muchas ventanas abiertas, tanto hacia el dolor como hacia el sufrimiento o la alegría, el amor o la amistad. Entonces, cada vez que estemos ante una de las ventanas de la vida, tengamos presente que detrás de nosotros existen más de un centenar de ventanas, que aguardan ser contempladas. Por eso, la verdadera felicidad consiste en saber trasladarse de una ventana a otra y, mediante el esfuerzo personal, siempre podremos sumergirnos en nuestro mundo interior y buscar una ventana que nos renueve en el sentido de la belleza de la vida.
Divaldo destacó que el objetivo de la existencia de la criatura en la Tierra, es la búsqueda de la plenitud. Citó al médico sueco Axel Martin Fredrik Munthe (1857-1949), y también a Jean-Martin Charcot (1825-1893), fisiólogo francés, y destacó los avances científicos en relación con los aspectos neurológicos de los seres humanos, y las experiencias con el inconsciente colectivo e individual.
Contribuyendo a la elaboración de los sentimientos, Divaldo narró -como sólo él lo consigue, con maestría-, la historia de Flopete, un ser que experimentó numerosos fracasos y sufrimientos. De tal modo, Divaldo sensibilizó al público y creó un clima de intensa emoción. La platea parecía estar hipnotizada, por la belleza de los contenidos hábilmente presentados.
Encaminándose hacia la conclusión, Divaldo narró en forma festiva y jovial, sus propias experiencias con la mediumnidad, desde su infancia, de manera muy sencilla, como sencilla es la Doctrina Espírita en su esencia, al igual que las enseñanzas de Jesús.
Al finalizar, Divaldo fue efusivamente aplaudido. Era visible la alegría y la gratitud estampadas en los rostros de los presentes, que parecían no tener deseos de retirarse, envueltos -por cierto- en las delicadas vibraciones que flotaban en el ambiente.
Fue una noche de júbilo.
Texto: Enio Medeiros
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